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junio 6, 2010 a las 11:16 pm #18953DELIRIOMiembro
Este es parte de un articulo publicado (Armas La Revista), sobre la modificacion de la pistola Glock mediante un seguro manual para las fuerza policiales de Portugal, lo cual es un proceso que lleva unos años.
En fechas recientes hemos tenido acceso a un nuevo modelo de pistola de origen austríaco. El fabricante no es otro que la conocida firma Glock y el arma en cuestión la G19. Clásica entre los diferentes modelos que hoy conforman la “familia” de pistolas plásticas más difundidas en todo el mundo, y con un tamaño que facilita su transporte tanto por los uniformados o quienes confían en ella para defensa o uso general, la “nueva” G19 incluye un “cambio radical” hasta ahora inédito en las armas de esta marca.
El mismo se refiere a la transformación de lo que fue el concepto original que diseñó Gastón Glock en los primeros años de la década de los ochenta, en el siglo pasado. Lo que se diseñó entonces, hace casi treinta años ya, fue una semiautomática extremadamente sencilla y segura, con un mecanismo automático que evitaba cualquier manipulación adicional por parte del tirador para su activación o desactivación. Montada el arma, sólo hay que presionar sobre el gatillo -que incorpora en su parte central una palanca que impide su accionamiento si no es oprimida adecuadamente- para realizar el disparo, manteniendo siempre la máxima certeza de que no se hará fuego si no es de forma totalmente voluntaria.
Parece ser que en Portugal han pensado que ese mecanismo, al que el fabricante denomina Safe Action por su especial configuración y sencillez, no cumple con lo que los agentes de sus cuerpos policiales requieren para cumplimentar las misiones asignadas. Por ello, han decidido adquirir la pistola “made in Austria” pero con una serie de modificaciones de las que nos vamos a hacer eco en las siguientes líneas. La que más llama la atención es el rediseño general de sus sistemas internos para acomodar un mecanismo de seguro adicional que se suma a los que, automáticamente actúan sobre la aguja percutora para evitar que alcance el pistón del cartucho que pueda encontrarse en la recámara.
Tras los estudios pertinentes, que no deben haber sido pocos para mantener la “reputación” internacional de Glock, han diseñado una modificación de la configuración original, de forma que el tirador tiene la posibilidad, si así lo desea, de activar un bloqueo manual que complementa a los ya clásicos. Se ha dispuesto, en el armazón y próximo al que sujeta al cargador en su posición correcta, un dispositivo mecánico que actúa sobre la biela que activa el pistón de bloqueo de la aguja percutora. Tras el desenfunde, o acompasado a ese movimiento, hay que actuar sobre un pulsador situado en el costado izquierdo con el dedo pulgar, movimiento que, en algunos casos y en función del tamaño de la mano del usuario, obligará a romper un poco el empuñamiento. Entonces, el arma pasa a funcionar como las anteriores versiones, pues se mantiene el “seguro” en el propio gatillo, el que tiene una posición especialmente útil para facilitar el tránsito más rápido y eficiente desde una situación de seguridad total a aquella en la que se realiza uno o varios disparos. Por el costado derecho aparece entonces otro pulsador, con sendos elementos de color rojo que dan aviso visual de que el arma está en disposición de poder hacer fuego; son marcas localizadas en la parte superior y anterior, para que los usuarios las vean con facilidad.
Nosotros hemos hablado con policías en Portugal. En general, aquellos con cierta experiencia con las armas o los que trabajan en unidades de intervención, nos comentaron que esa transformación no era más que el resultado de una “obcecación” de los responsables políticos que dirigen el Ministerio de Interior portugués, pues la concepción original de ese modelo lo convierte en una referencia mundial en seguridad y funcionalidad. Hubo incluso alguno que apuntó la posibilidad de eliminar ese “accesorio”, al que además de poco funcional encontraba de nula aportación positiva en el fin pretendido.
Sin querer entrar en polémica, la verdad es que añadir un seguro manual a un sistema de seguro automático no es más que una redundancia que tiene poco que ver con las cualidades pretendidas para quienes están siendo dotados con este modelo. Hace que el funcionamiento general sea más lento, pues se requiere algo más de tiempo entre el desenfunde y el disparo, amén de añadir un “problema” más en el caso de que quien la use no se acuerde de desactivarlo en el caso de una situación con alto índice de estrés. Sí es verdad que para la mayoría de los uniformados lusos, que como en otras naciones europeas, carecen de un programa de formación intenso y eficaz en el manejo de las armas cortas, va a suponer más una ventaja que un inconveniente, pues es difícil que tengan que desenfundarla en el curso de un operativo a lo largo de su vida; para sus “gestores”, supondrá una “seguridad” añadida que evite un disparo involuntario, aunque como contraposición también puede incidir en situaciones en las que los agentes resulten alcanzados por los proyectiles de aquellos a los que se enfrentan.
La G19 adquirida para los policías portugueses incorpora además otra modificación que puede conllevar también más de un problema puntual. Se la ha provisto con un mecanismo de liberación del cargador ambidiestro. No es el clásico que puede colocarse en un lado o en otro para que pueda ser usado por diestros o zurdos. Es uno que libera la retenida del cargador indistintamente si se presiona el pulsador situado en el costado izquierdo o en el derecho, lo que puede incidir en más de una situación en la que, involuntariamente, se produzca la extracción del almacén que acoge los quince cartuchos alojados en el cargador estándar de este modelo.
Otro “punto fuerte” que no es nada operativo es el que se refiere a la inclusión de un visible letrero de color blanco, con el rótulo “Força de Segurança”, en ambos costados de la corredera, más adelantado en el derecho y centrado en el izquierdo. Es verdad que ayuda a identificar, al que pueda leerlo cuando se encuentre inmerso en una situación “explosiva”, como Policía a quien emplea el arma, el objetivo que puede haber motivado la inclusión de esas frases pintadas sobre el acabado Tenifer clásico en las Glock. También lo es el hecho que puede producir algún reflejo nada discreto, sobre todo en situaciones en las que el nivel de luz sea bajo; otro detalle se refiere al hecho de que pueda llegar a afectar al arma generando oxidaciones o acabe degradándose con el uso continuado.
Cómo el lector habrá podido observar, la llegada de este nuevo modelo parece aportar más sombras que luces en un concepto que ha sido probado, y validado, en los escenarios más difíciles. De momento, la realidad de puesta en servicio ha llevado aparejados ciertos comentarios negativos en relación con lo que les hemos explicado acerca de seguros, palanca de etenida o rótulo en la corredera.
Por el contrario, su llegada a los policías portugueses supondrá -y eso sí que está más que claro- un avance contundente en lo que es su potencia de fuego, seguridad de uso, portabilidad y, lo que es más importante, fiabilidad. Los primeros ejemplares entregados -muy pocos- lo fueron hace ahora un año, en una ceremonia oficial que contó con la presencia del Ministro Rui Pereira, responsable de Interior. Tuvo lugar en las instalaciones de Queluz y los destinatarios fueron tanto uniformados de la Policía de Segurança Publica (PSP) como de la Guardia Nacional Repúblicana (GNR), un cuerpo de carácter policial que, como la Guardia Civil española, realiza tareas de Seguridad interior.
Desde entonces, las nuevas G19 han ido llegando con cuentagotas a los usuarios, aunque en los últimos meses -a primeros de septiembre de 2008 tuvo lugar la recepción de un lote de 8.750 nuevas armas de este tipo-, se han intensificado entregas a unidades tan representativas como el Rgto. de Infantería nº 1, donde pudimos aproximarnos a este nuevo modelo usado por unidades de intervención, antidisturbios, desactivadores, buceadores o de rescate multipropósito. Se prevé que sobre 2012 estén ya en servicio entre 42.000 y 50.000 pistolas. Otras del mismo fabricante, ya eran usadas por unidades especiales o por otros cuerpos de Seguridad, como la Policía Marítima desde principios de 2007.
Las entregas, que contemplan ejemplares fabricados en las instalaciones que Glock tiene en Austria, van a permitir retirar catorce modelos que estaban en servicio en el PSP y doce de la GNR. Muy antiguos, y con “rarezas” clásicas como las PP (Polizei Pistole) de Walther, incluían armas de calibres como el 7,65 ó el 9 Corto, cambio que también va a suponer la homogeneización en los cartuchos usados y en los métodos formativos -
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