El Bushido – Siete Virtudes

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    Bushido Siete virtudes 

    En  su forma original, se reconocen en el bushidō siete virtudes asociadas: Rectitud, Coraje, Benevolencia, Respeto, Honestidad, Honor y Lealtad.

    Rectitud (義, gi?, decisiones correctas)
    Sé honesto en tus tratos con todos. Defiende la justicia, no existen media justicia ni algo de honradez , sólo existe lo correcto y lo que no lo es considéralo incorrecto.

    Coraje (勇, yū?)
    Nunca temas actuar pero hazlo con inteligencia, reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

    Benevolencia (仁, jin?)
    Tus actos deben ser en beneficio de todos, ten compasión por los demás y ayuda a sus compañeros en toda oportunidad.

    Respeto (礼, rei?)
    No seas cruel, solo necesitas demostrar tu fuerza si dudas de ella. Se cortés incluso con tus enemigos. Un samurái recibe respeto no sólo por su valor en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.

    Sinceridad (誠, Makoto?)
    Toda promesa es un hecho y en ese sentido carece de sentido es solo el enunciado de una actitud.

    Honor (名誉「, Meiyo?)
    Eres el juez de tu honor. Nadie puede ocultarse de sí mismo.

    Lealtad (忠義, Chūgi?)

    Eres parte de un todo y debes actuar en consecuencia. Los actos de un hombre son como sus huellas: puedes seguirlas donde quiera que él vaya.

    Bushido: El Código Samurai
    (Obtenido del Libro Bushido – Camino del Guerrero)

    Los criterios respecto al Samurai varían considerablemente. Para algunos eran feroces peleadores profesionales y asesinos despiadados. En cambio los románticos los ven como idealistas comparables a los caballeros de las leyendas del rey Arturo. Sin duda la verdad está situada entre los extremos. Tenían muchos privilegios, no trabajaban y estaban exentos de impuestos. También tenían el derecho legal de matar al instante a cualquier plebeyo irrespetuoso. Se requería lógica mente de algún código para evitar el abuso absoluto de esos poderes. Dicho código, el Bushido aunque nunca fue redactado emergió en el siglo XII.

    Bushido significa el código de conducta adecuada para el caballero combatiente. Tiene un notable pare cido al de los caballeros feudales europeos, cuyo periodo histórico también es muy semejante. Para vivir de acuerdo con este código, un Samurai debería ser valeroso, honorable, motivado por un deseo de actuar con rectitud y justicia, debería ser misericordioso, veraz, cortés, leal, poseedor de un gran dominio de sí mismo y capaz del autosacrificio.

    En verdad era un código estricto, que sin duda más de unos cuantos dejaban de cumplir. Sin embargo, según la experiencia del escritor, es notable observar cuántas de estas características todavía son exhibidas por muchos de los karatekas más grandes del mundo, en particular quienes tienen antecedentes de entrenamiento en Japón. Esto sucede presumiblemente porque fueron entrenados en un medio empapado en las tradiciones subyacentes. Una proporción mucho mayor de karatekas Occidentales son entrenados en una atmósfera que pone énfasis sólo en lo físico o incluso en lo comercial. Tal vez esto sea inevitable, ya que es imposible virtualmente transplantar todo un rasgo cultural. Esto ocurre especialmente cuando la instrucción no está en manos de un japonés o de alguien entrenado en Japón; o también si existe un problema de lenguaje.

    El énfasis del Bushido en la virtud militar de la bravura es inevitable y no requiere mayor discusión. No obstantes está ligado de modo estrecho con la virtud del honor, que aún es una poderosa fuerza motivadora en el moderno Japón. Con el reciente y fenomenal desarrollo económico del Japón, los occidentales pueden creer que la motivación principal de ese país es el dinero. Esto no sucedía en el Japón feudal y si hoy sucede es por un motivo yuxtapuesto al del honor. La apertura forzada de ese país al comercio occidental en 1853, significó una gran humillación para los japoneses, y con objeto de recuperar su prestigio (honor) necesitarán vencer a Occidente en su propio juego. De allí la revolución social, la abolición del shogunato y de los Samurai que no habían podido rechazar a los bárbaros y la importancia que le dan al poder económico e industrial lo mismo que al militar. Fue simplemente el espíritu Bushido adaptado a circunstancias modernas. E1 honor y el respeto propio fueron los motivos primarios, y la riqueza se consideraba en un lugar muy secundario; aunque sin duda, ahora se ha transformado en un símboio del éxito y por lo tanto en una prueba de la recuperación del prestigio.

    Entre los karatekas más grandes del mundo, el honor y la fama siguen siendo la mayor fuerza impulsora, pero como es tan grande la demanda de instructores de karate, se suscitan inevitablemente fuertes intereses financieros. Como el código feudal occidental de caballeria está muerto y enterrado hace mucho tiempo, tal vez sea ilógico pensar que los japoneses sigan adhiriéndose a sus principios de Bushido por más de un siglo desde el derrumbamiento de su raison d' etre esencial. En tal caso, es una gran lástima. Es de esperarse que estos Samuráis de nuestros días sigan coincidiendo con sus antepasados Samuráis, para muchos de los cuales la pérdida de honor conducía al Seppuku (Hara- kiri)ritual, que señala:

    «Cuando se pierde el honor, es un alivio morir; la muerte no es sino un retiro seguro de la infamia».

    Tenemos la esperanza al igual que el profesor Nitobe, de que «el Bushido puede desaparecer como un código independiente de ética; pero no así su poder sobre la tierra; sus escuelas de proezas marciales u honor cívico pueden ser derruidas; mas su lucha y su gloria sobrevivirán por mucho tiempo a sus ruinas».

    «El bushidō no tiene dueño en palabras de una única personificación. Ni es objeto de una época. Es el pensamiento de décadas y siglos de hombres que hicieron posible la tenacidad y el coraje de actuar en la batalla, utilizando las herramientas de la honradez y la justicia, el valor y el amor, entre otras cosas. El bushidō noblemente aplicado es un código moral que actualmente en boca de muchos pueden ser palabras deleznables, pero para otros ojos más sentimentales, hoy en día puede constituír valores de nobleza y humanidad»

    Hay que tenerlo presente y practicarlo tan a menudo nos sea posible,

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