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febrero 3, 2013 a las 6:23 pm #23038Cecilio AndradeMiembro
¿Tenemos realmente una técnica o procedimiento absoluto y único?
Publicado por Cecilio Andrade.
Existe una manía muy extendida y generalizada dentro del mundo del trabajo con armas, a saber, solo existe una posición de tiro o de trabajo a usar, solo se puede portar el arma de una forma, solo se puede disparar con una técnica específica. Y todo aquel que usa o aboga por otra es no solo un sacrílego sino que además es… digámoslo sutilmente, menos listo.
Existen los defensores acérrimos de la Isósceles clásica, los de la moderna o modificada, de la Weaver, de la C.A.R., de la Tactical, etc. y eso comentando sólo algunas de las técnicas más comunes, y tan solo en pistola, sin entrar en nada muy especial. Si entramos en hacia donde apuntar el arma cuando no la dirigimos a un blanco, arriba, abajo, al frente, al costado o atrás, las discusiones pueden entrar en una dinámica de casi agresión.
Suele surgir a modo de apoyo inapelable al argumento que sea, de que tal gran persona la usa y la enseña, o algo más común de “me la enseñaron en la Academia, ¿vas a saber tu más que los profesores de allí?”. También aparece muchas veces la de que tal o cual cuasi legendaria y mítica unidad de elite la emplea.
Normalmente muy pocos profesionales se toman la molestia de estudiar el porqué de la aparición, desarrollo y empleo de cada una de las técnicas de trabajo que comentamos muchas veces, dejando todo en un “esto es así y punto”, o también “siempre se ha hecho así, no inventes la rueda cuadrada”. Veamos algunos ejemplos, y tan solo a modo de eso, ejemplos.
Hasta no hace muchos años para el combate urbano se consideraba que llevar el arma larga con la culata pegada a la cadera y a esa altura, o incluso centrarla frente a la pelvis era la mejor técnica del mundo para entrar en una habitación con posibles adversarios armados. El razonar que todos los obstáculos, mesas, sillas, sofás, etc., están a esa altura y además de ser un riesgo de choque y bloqueo del arma, el cañón no ve lo mismo que los ojos y podemos estar disparando, y no dando, donde queremos. Tras esta explicación, todos los que aprendieron hace años esta técnica y ninguna otra, me querrán fusilar y justificar que ellos acertaban con precisión siempre, y yo les diré, les creo, seguro que le acertaban bien.
Esta técnica se creó para uso con armas muy específicas, que por su configuración estructural y/o sistema de tiro, no permitían otra forma. Con el arma en la cadera era más fácil manipular y cargar rápidamente, en un entorno tan cerrado, los viejos fusiles de cerrojo reglamentarios. Y centrados frente a la pelvis, para controlar el fuego automático con los primeros subfusiles, por ejemplo del tipo Sten, Z70 o similares, que al usar un acerrojamiento por desplazamiento de masas solo se controlaban mínimamente en fuego automático en esas posiciones.
¿Es errónea esta posición? ¿Es que nuestros antecesores eran tontos y no vieron los hándicaps? No, ni es errónea ni nuestros antecesores en el empleo eran tontos, tan solo se adaptaban a lo que tenían entre manos, ni más ni menos. Pero pretender emplear eso mismo hoy en día si puede ser un poco, cuando menos, poco inteligente. Los subfusiles y fusiles de asalto actuales son más ergonómicos, manejables y controlables que en aquellas épocas.
Los SEAL, tan de moda ahora, usan las armas casi exclusivamente hacia arriba o guardia alta, y para muchos el que esta unidad lo haga ya es motivo suficiente para no considerar posición alguna fuera de esta. Pero ¿alguno sabe porque la usan? ¿De dónde viene ese procedimiento en su trabajo? ¿En qué entorno táctico nació? ¿Alguien se ha parado unos segundos a pensarlo?
El nacimiento y desarrollo de esta unidad fue en el mar, en buques, en asalto a buques, en movimiento en buques. Un buque está rodeado de agua ¿Qué probabilidad hay de que un disparo al aire de a alguien en mitad del océano Indico (por ejemplo)? Si apuntaran hacia abajo ¿de qué suelen ser los suelos de los buques, sus cubiertas, sus pasarelas? ¿Metal? Metal y disparo igual a rebote. Alguno dirá que dentro del buque hay metal en los 360º de la esfera del operador, cierto, muy cierto.
Ahora surge, ¿y en tierra por que siguen con la misma técnica? ¿Y dentro del buque? Porque si como equipo debo elegir un procedimiento, escogeré el que cubra la mayor parte de las situaciones de trabajo de mi unidad. Y la entrenaré hasta que la domine como si fuera algo genético en mi mente. No entrenaré una cosa para cada una de las situaciones, ya que con estrés acabaré no sabiendo cual adoptar y el equipo acabaría pagando el error. Y además en un equipo, todos… TODOS, trabajan en equipo con el mismo sistema y procedimiento, otra cosa es un suicidio táctico.
Otra cosa muy distinta es tener que verse obligados por el motivo que sea a cambiar un procedimiento puntual, para eso debe conocerse y ensayarse, pero obviamente es imposible aplicarlo de forma tan rápida y precisa como el principal, y en eso los SEAL también se distinguen, saben cuándo deben hacer un esfuerzo y cambiar algo, ya sea puntual o permanentemente.
En este particular la mayoría saben que personalmente defiendo el arma hacia abajo, pueden encontrar algún que otro artículo mío en ese sentido, pero no desprecio ni desautorizo el arma hacia arriba, es más, la empleo, en espacios tubulares (autobuses y aviones por ejemplo), en algunas zonas industriales, en definitivas cuentas, me adapto, aunque eso implique bajar un poco mis revoluciones de trabajo.
Si hablamos de posiciones de tiro básicas y sus actualizaciones, Isósceles, Weaver, Tactical, C.A.R., etc. … las uso todas, paso de unas a otras según el entorno donde me muevo, la distancia, el arma, el adversario, si estoy en una calle, en un pasillo estrecho, dentro de un automóvil al volante o de acompañante, si llevo chaleco pesado externo con equipo, ligero interior o ninguno, si hay más o menos luz.
Incluso en ese último caso no empleo la linterna de una única forma, la puedo pegar al centro del pecho para llevarla luego a la mejilla, luego subirla por encima de la cabeza y llevarla a un lateral con el brazo extendido, y posteriormente cruzarla con el arma y colocarla paralela a la misma, volviendo luego a alguna de las anteriores por necesidad de cumplir lo que se requiere en una linterna, ver, iluminar a lo que apunto, como sea necesario.
Es cierto que en nuestra caja de herramientas virtual de conocimientos, técnicas, procedimientos y sistemas, unos primaran sobre otros, unos serán los que emplearemos en el 80 o 90% de los casos, pero ello es así porque en nuestro entorno de trabajo profesional esas serán las correctas y útiles, las más eficaces y las que menos hándicaps tienen.
Pero pretender que esa misma técnica es la única, y vale en todo lugar, entorno y situación es una apuesta muy arriesgada.
Estudien y analicen, su trabajo, sus características, la situación, el entorno, casos previos y posibles evoluciones de los mismos. Con todo ese análisis vayan a su caja de herramientas y saquen todo lo que lleva para dejar en la parte más accesible de la misma lo que les sea más útil y aplicable a su trabajo. No tiren nada, guarden el resto por orden decreciente de posibles usos, esto es probable pero no habitual, esto es poco probable, esto otro es improbable, y esto no deja de ser una curiosidad, pero ahí estarán si lo necesita
Analicen y entrenen igualmente esas “herramientas” desde todos los aspectos que crean convenientes, hasta que logren pulirlas de tal forma que sean realmente herramientas quirúrgicas del mejor pulidor de diamantes del mundo. Y háganlo en el mismo porcentaje que han clasificado el índice de probabilidad, entrenando más lo habitual y menos, pero de vez en cuando, lo más improbable.
Si pueden ver todo lo que les comento arriba, podrán opinar con precisión y equidad; y realmente se darán cuenta que no existe nada absoluto en el trabajo táctico o armado.
Con todo lo anterior tan solo pretendo darles una muestra, dicen que basta un botón para ello, sobre cómo debemos ver este mundo del adiestramiento táctico. El trabajo de una unidad especial no es igual en Madrid, con sus niveles de riesgo, que, por ejemplo, la del BOPE de Brasil y su entorno de trabajo policial que bate records mundiales de ataques y decesos, y ambas son unidades especiales de primer orden. Y compararlos con el trabajo de un patrullero suena hasta estúpido, cuanto más si la comparación la volvemos a realizar a nivel de países con más o menos violencia. Y si metemos en esa comparación a un policía responsable del control de accesos del, también como ejemplo, Ministerio del Interior correspondiente, alguno hasta se reirá.
Ni hablamos de comparar con guardias de seguridad privada en estas naciones, legislaciones aparte.
Las armas pueden ser las mismas o similares, fundas, correas, equipaciones en general pueden ser iguales, incluso habrá procedimientos calcados, pero cada situación es un mundo, cada unidad tiene su personalidad generada por experiencias previas, y cada operador, policía, legítimo usuario son únicos.
Observen una competición de esquí, o mejor dos, una de eslalon y otra de descenso en nieve virgen. Ambos esquiadores usan las mismas o similares herramientas, y al igual que con las armas en los trabajos profesionales, con pequeñas modificaciones para cada especialidad, pero esquís y pistolas o fusiles básicamente son iguales en sus respetivas especialidades. Pues bien, vemos que unos esquiadores se echan muy adelante, otros muy atrás, otros se quedan centrados; unos llevan las piernas muy pegadas, otros las abren un poco, y algunos trabajan con las piernas casi por separado; los hay que bracean mucho y los que parecen tener solo movilidad en las muñecas. Y lo curioso es que estadísticamente hablando todos, en un nivel alto del podio, con sus diferentes formas de hacer, ganan lo mismo y con diferencias infinitesimales.
Si como individuos nos distingue forma física, constitución, habilidades, actitudes, experiencias, criterios, moralidad, principios, trabajo habitual; imaginen a nivel internacional, e imaginen a nivel de instructores y maestros, cada cual con sus mayor o menor ego, con su deseo o no de distinguirse y sacar algo único que lleve su nombre, que también hay algo de eso, por desgracia.
Según una leyenda antigua, existía un diamante con miles de facetas, un diamante que mostraba la verdad mirando a través de él, y nadie veía lo mismo, cada cual miraba por una faceta distinta que modificaba la verdad a su ojo y le hacía pensar que era el único que veía lo correcto. El verdadero sabio fue el que intentó mirar por el mayor número de facetas posibles, y sumar todo para hacerse una imagen lo más aproximada posible de esa “verdad”. Y han leído bien, “lo más aproximada posible”, no existen verdades absolutas, lo siento pero no las hay en este mundillo.
En lo que nos atañe, el trabajo con armas, en el trabajo táctico, hay que evaluar cada técnica de forma precisa, y tener claro de qué condiciones positivas y negativas disfruta cada una. Saber el porqué, para que y como se emplea cada técnica por esas personas o unidades ayuda mucho. Y si sabemos, además, como nació, se desarrollo y evolucionó ya sería perfecto.
Lo cierto es que la técnica perfecta no existe, existe el operador que sabe adaptarse mejor y más rápido independientemente del procedimiento.
Existe el operador que usa el menos común de los sentidos…. El sentido común.
¿Cuál es su técnica absoluta?
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