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octubre 11, 2011 a las 1:56 pm #20996
CZ99
MiembroSMITH & WESSON Tip-Up Nº 1 ½ –
http://www.jmfirearmscollection.com/arma/119
“El Tres Pasadores»
Revólver Tip-Up fabricado por la Smith & Wesson. De tamaño reducido y de agradable apariencia, lleva en la solera del cañón la siguiente inscripción: SMITH & WESSON. SPRINGFIELD. MASS. PAT. APR. 6. 55. JULY. 6. 59 & NOV. 21. 65.
En 1865, una vez finalizada la Guerra de Secesión, la S&W sacó al mercado un nuevo modelo de Tip-Up de tamaño a caballo entre el Modelo 1 y 2. Se trataba del Modelo Nº 1 ½.
El nombre de Tip-Up (punta hacia arriba, en castellano) con que se denominó a estos revólveres de la Smith & Wesson, proviene de su sistema de apertura hacia arriba. Lo forman una bisagra situada en la parte superior del armazón, y que une el cañón e éste, y de una pieza colocada en la parte inferior que, al accionarla, libera el cañón para que se pueda levantar y proceder a su carga o descarga.
De los Tip-Up se fabricaron 3 Modelos que, cronológicamente fueron el Modelo Nº 1, el Nº 2 y el Nº 1 ½ que es el de esta colección. Todos tenían en común las siguientes características: gatillo semioculto, ausencia de guardamontes, sistema de fuego anular y el número de serie marcado en la cacha derecha y en la parte inferior del marco de la empuñadura.
El Modelo Nº 1 ½ se fabricó entre 1865 y 1868. Con 5 recámaras del calibre 32, el cartucho llevaba una bala de plomo de 5,40 gr. e iba cargado con 0,80 de pólvora negra.
También es llamado popularmente Three Pin (tres pasadores), lo que lo diferencia del Modelo 1 de Calibre 22, que llevaba sólo 2. El tercero se añadió a fin de reforzar el muelle de retenida del tambor, ya que la diferencia de calibres y la superior potencia así lo exigían.
Para cargarlo es necesario desplazar el cañón hacia arriba, presionando sobre las dos orejetas estriadas situadas en cada lado del armazón, tras lo cual basta sacar el tambor para poder alimentar o descargar el arma. La varilla atornillada paralelamente al cañón sirve para la extracción de los casquillos.
Con el arma abierta hay que estar atento para que el cilindro no se caiga, pues no tiene eje de giro que lo atraviese, si no, un pequeño eje de unos 4 mm que sobresale del armazón y otro más pequeño aún, de unos 2 mm que sobresale del cilindro en su plano anterior y que, cuando el arma está cerrada, encajan en sus respectivos alojamientos, permitiendo que el tambor gire y esté asegurado eficazmente.
En los Estados Unidos de 1860 no había ningún otro revólver que disparara cartuchos metálicos, de ahí este sistema tan rudimentario. Muchos poseedores de este revólver, para agilizar la labor de recarga, compraban 2 ó 3 tambores a mayores que llevaban convenientemente cargados. Así, cuando los cinco cartuchos del tambor se agotaban, sólo tenían que extraer este e introducir uno nuevo para estar otra vez en condiciones de disparar.
Los elementos de puntería, muy rudimentarios, se componen de un punto en forma de media luna situado en el extremo del cañón, y de una muesca tallada en forma de “V” como mira trasera.
El largo de su cañón redondo es de 3 ½ pulgadas, su armazón es totalmente de acero y está dotado de una placa lateral que permite el acceso a los mecanismos, y la empuñadura tiene una elegante forma de cabeza de ave.
El tambor lleva cinco acanaladuras, mas a consecuencia de las modas que de la eficacia, dándole una figura estilizada y elegante. Sin embargo, pierde en robustez pues las acanaladuras apenas alcanzan los 28 milímetros de diámetro mínimo.
Lo verdaderamente ingenioso de este revólver, muy avanzado para su época, es la leva de retenida del tambor. Totalmente fija por los “tres pasadores”, actúa solamente por su parte posterior, apoyándose en una muesca que mantiene el tambor inmóvil. Ahora bien, cuando se acciona el martillo éste, que posee una pequeña cresta en su extremo superior delantero, levanta la leva de retenida lo suficiente para que el tambor gire.
Este revólver, a pesar de los años, es un cúmulo de aciertos: tiene un acabado extremadamente cuidado que contribuye en gran medida al renombre de la firma de Springfield. Todas las piezas están perfectamente ajustadas y la holgura entre los diferentes elementos mecánicos es prácticamente inexistente. Esto constituye una verdaderamente proeza para una época donde la maquinaria y las herramientas estaban poco desarrolladas.
La dignidad profesional y el respeto hacia sus clientes llevó a la firma Smith & Wesson hasta el punto de hacer inscribir sobre los revólveres que tenían algún pequeño defecto la leyenda 2D. QUALITY (calidad de segunda), para ofrecerlos a precios inferiores a los modelos estándar. Como dato curioso decir que, por su escasez, se cotizan mucho más estos ejemplares “de segunda” que los corrientes. Existen varios tipos de acabado, pavonado, niquelado y, a veces, con grabados en oro y plata sobre los que se servlian en parejas en lujosos estuches forrados con terciopelo. Además, el marfil y el nácar sustituyen a veces al nogal o al palo rosa de las cachas.
Considerando que el trabajador americano medio ganaba sobre 30 dólares al mes, los revólveres Tip-Up de S&W eran muy caros, ya que, en 1866, se vendían al precio de 12,75 dólares. Aun así, su demanda era tan grande que una vez encargado había que esperar dos años antes de que se le entregara al cliente.
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