¿Que aporta la psicología al tirador?

[Cecilio Andrade]

El tirador, tanto en competición como en combate, se encuentra sometido a una serie de situaciones que pueden producir tensión.

En unos casos la tensión se producirá como consecuencia de la propia competición, en otros, el riesgo que entrañan de por si las acciones en las que puede verse implicado, o la trascendencia que puede tener un fallo, producen sobre el tirador un efecto importante, haciendo que éste trabaje bajo unas condiciones físicas y emocionales que debe de ser capaz de controlar.

En ambos casos y a pesar de las diferencias substanciales entre ambas situaciones, el tirador se halla empeñado en una lucha consigo mismo para vencer la tensión. Un adecuado entrenamiento, así como el conocimiento de los factores que pueden influir en su estado físico y psíquico, junto con el empleo de técnicas adecuadas de autocontrol, pueden contribuir a una mayor eficacia en sus actuaciones.

La psicología, como ciencia del comportamiento, puede servir de ayuda tanto al tirador como al instructor de tiradores mediante el análisis de las situaciones, la detección de variables implicadas en el aprendizaje de las técnicas y en la ejecución de los disparos. Por otra parte, puede proporcionar recursos al tirador para el control de los aspectos Psicofisiológicos y emocionales presentes en las diversas situaciones.

Veamos una breve aproximación al estudio de las variables que intervienen en la selección, adiestramiento y forma de actuación de un tirador desde una perspectiva psicológica.

APRENDIZAJE DE LA SECUENCIA DE DISPARO.

El adiestramiento del tirador, aunque abarca aspectos muy diferentes como pueden ser la instrucción de tiro, la instrucción individual, el empleo de medios sofisticados, la preparación física y psicológica, etc. no deja de ser un proceso de aprendizaje, y como tal está sujeto a las mismas leyes que regulan el aprendizaje de cualquier tipo de conducta.

En este punto realizaremos una aproximación al proceso del aprendizaje de algunos aspectos específicos de la instrucción del tirador, pues considero que el conocimiento de los mecanismos implicados en el aprendizaje puede servirnos para aumentar nuestros recursos tanto como tiradores como de instructores.

Aprendizaje de una destreza motriz para una ejecución eficaz.

Todos los profesores, instructores, entrenadores, etc. que se dedican a la enseñanza de habilidades motoras complejas, coinciden en que la ejecución final de sus alumnos dependen de múltiples factores. Algunos de estos, vienen determinados por cualidades innatas de sus aprendices (constitución física, predisposiciones, agilidad etc.), otros factores son el resultado de un esfuerzo por parte del individuo y son menos estables, requieren un desarrollo progresivo y un entrenamiento adecuado para su mantenimiento una vez adquiridos. Estos últimos incluyen: la adquisición de destrezas específicas, la motivación y el control mental.

El profesor, o en nuestro caso el instructor, debe tener en cuenta que las condiciones en las que se desarrolla el proceso de aprendizaje son un factor crucial para el desarrollo de las destrezas motoras. Las habilidades bien aprendidas pueden convertirse en hábitos que se ejecutarán a la perfección, incluso en las condiciones más adversas.

El instructor no debe limitarse únicamente a conocer las técnicas y a “enseñar de la misma manera en que a mí me enseñaron”, sino que debe analizar una ejecución, señalar los defectos y ofrecer soluciones claras a las dudas y problemas Es más, debe conocer como se desarrolla el aprendizaje y cuando aplicar indicaciones oportunas, refuerzo y estimulación.

El proceso de aprendizaje.

El proceso del aprendizaje de la destreza motriz es un proceso físico y mental. Por esta razón el aprendizaje sólo se produce cuando el alumno se implica a estos dos niveles en la tarea.

Las primeras etapas de aprendizaje requieren una profunda combinación de capacidades físicas y mentales. Un abordaje parcial del aprendizaje conduce a resultados casuales. Las destrezas motrices requieren que la persona piense y que realice movimientos coordinados en respuesta a la instrucción verbal, demostración práctica o ejecución imaginada.

Para comprender la importancia del pensamiento como proceso activo del aprendizaje de la habilidad analicemos el siguiente ejemplo.

El alumno motivado para aprender, que está siendo instruido en el empleo de su arma por primera vez pasa por el siguiente proceso para aprender una posición básica de tiro. Primero observa al instructor hacer una demostración de la forma de adoptar la posición de tiro y encarar el arma, escucha la descripción que hace el instructor de los movimientos del cuerpo, de la forma de alinear los elementos de puntería, etc., necesarios para la ejecución. A continuación intenta realizar el ejercicio, esto es, colocar su propio cuerpo y su arma en la secuencia de movimientos que ha observado o visualizado mentalmente. Durante y después de su primer ensayo, él obtiene alguna sensación sobre la calidad de su actuación, incluso sin que se le dé por parte del instructor ninguna indicación explícita.

Su retroalimentacióni interna, puede presentarse en la forma de un “culatazo”, una fuerte detonación, o la clara comprensión de que situó mal los pies, apoyo incorrectamente la cara contra el arma o no consiguió una clara visualización de las miras. Ahora intenta entender la relación entre sus propias respuestas motrices y el resultado obtenido. Después de este intento inicial el recluta no sólo reflexiona sobre su ejecución, sino que generalmente, recibe información y consejo por parte del instructor sobre como corregirse en la próxima tentativa. También puede recibir comentarios de sus compañeros sobre sus propias experiencias. Teniendo en cuenta la retroalimentación interna (procedente de las sensaciones experimentadas por si mismo) y externa (procedente de las indicaciones del instructor) se dispone a su planificar su segundo ensayo. Primero ensaya la secuencia de posiciones y movimientos mentalmente, haciendo uso de sus propias ideas, de los consejos del instructor y de las experiencias intercambiadas con sus compañeros. Después del segundo, tercero y sucesivos ensayos intenta integrar toda la información disponible para corregir los siguientes ensayos.

Así, continuamente, lleva a cabo ajustes basados en el repaso mental y en la información que recibe, este proceso le lleva a un perfeccionamiento progresivo en su ejecución.

El alumno no motivado hacia el aprendizaje, que únicamente emplea estrategias de ensayo y error sin procesar e integrar las fuentes de corrección obtendrá resultados casuales, no podrá establecer relaciones entre su ejecución y los resultados que obtiene y desarrollará un aprendizaje ineficaz.

Aprendizaje de la destreza motriz.

Recordemos por un momento nuestros primeros intentos de cambiar las marchas cuando aprendíamos a conducir. Había que estar pendiente de un montón de cosas: coger la velocidad adecuada, quitar el pié del acelerador, pisar el embrague, pasar por el punto muerto, meter la nueva velocidad, soltar el embrague, volver a acelerar… todo ello mientras procurábamos a duras penas mantener nuestro coche dentro de la parte asfaltada de España. Al principio teníamos que pensar cada uno de los pasos e incluso repetirlos verbal o mentalmente. Si alguno de los lectores de este punto no ha 'calado» nunca su vehículo mientras aprendía todo eso, puede dejar de leer en este momento y dedicarse a escribir su propio manual.

Para el resto de pobres mortales que sí tuvimos que pasar por aquellas etapas, hoy nos parece simple realizar todas esas operaciones sin pensar, de forma automática, incluso varias veces en pocos segundos si tenemos que realizar una maniobra de emergencia

¿Cómo hemos conseguido convertir una serie de movimientos coordinados en un reflejo automático?

Ya lo veremos compañeros.

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