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marzo 16, 2013 a las 4:17 pm #23183
viajero2008
MiembroHola estimados compañeros, comparto con ustedes un articulo de interes para los usuarios legitimos de armas de fuego y para todo aquel que se preocupa por su defensa personal. saludos.
PRINCIPIOS DE LA DEFENSA PERSONAL – Por Jeff Cooper
(Basado en la traducción de P. Martín Molo, Buenos Aires, Argentina)
Publicado en la revista argentina tiro deportivo y en fcperu.com“Un hombre desarmado solo puede escapar ante la MALDAD, y la maldad no puede ser vencida porque no es enfrentada.” – Jeff Cooper
Introducción
Algunas personas atacan a otras. Nos guste o no, es un hecho. Siempre fue así y no cambiará. El número de psicópatas en una población dada, varía ampliamente, pero para simplificar podemos asumir que sea uno cada cien, y no erraremos por mucho. Un aproximado de una persona por cada cien iniciara, bajo ciertas circunstancias, un ataque violento sobre otra persona, quebrantando la ley, por las razones que serán suficientes para él en ese momento.Tome la cantidad de población masculina activa de su ciudad, divídala entre cien y tendrá un número bastante cercano al número posible de contactos que podría llegar a tener con gente dispuesta a romperle la cabeza. No es pertinente discutir la matemática de este cálculo. Quizás sea erróneo para su lugar en este momento. Pero cualquiera que esté atento al ambiente que lo circunda sabe bien que el peligro de un ataque existe, y que existe en cualquier tiempo y lugar. La policía, por cierto, solo puede protegerlo de esto ocasionalmente. El autor asume que el derecho a la legítima defensa existe. Algunas personas no. Este libro no es para ellas. Es para aquellos que sienten que cualquiera que elija atacar física mente a otro ser humano, lo hará bajo su propio riesgo.
En algunas jurisdicciones se sostiene que la víctima de un ataque debe ante todo, tratar de escapar. Este es un muy bonito consejo legalista, pero muy a menudo, tácticamente es un consejo sin sentido.
Para el momento que uno ha intentado por todos los medios de evadir el ataque, puede ser muy tarde para salvar su vida. Las leyes varían, y no pueden ser memorizadas enciclopédicamente todas; en cualquier caso, no estamos aquí para discutir jurisprudencia, sino supervivencia. Si uno esta vivo después de un ataque, asumiremos que él esta mucho mejor que si no, aun si después tuviera que enfrentar acciones legales. El delito violento solo es posible si sus victimas son cobardes. La victima que resiste hace a todo el “negocio” poco practico.
Es verdad que una victima que se resiste puede sufrir por eso, pero una que no resiste, casi con certeza que sufrirá por eso, Y sufrimiento o no, el que resiste conserva su dignidad y autoestima.
Cualquier estudio sobre las atrocidades que sucedieron en años recientes: Starkweather, Speck, Manson, Richard Hickcok y Carl Smith, entre otros, muestra de inmediato que las víctimas, debido a su terrible ineptitud y a su cobardía, virtualmente ayudaron en sus propios asesinatos. (“No los hagas enojar, Martha, así no nos lastimaran”). Un hombre que se precie de tal no puede someterse a amenazas.
Pero muchos hombres que no son cobardes, simplemente no están preparados para actos de salvajismo. Ellos no han pensado en eso (por increíble que le parezca esto a quien lee el diario o escucha las noticias) y simplemente no saben que hacer. Cuando ellos miran directo a los ojos de la depravación o la violencia, quedan atónitos y confundidos. Pero esto se puede arreglar.
Las “técnicas” de combate personal no son tratadas en este trabajo. Las llamadas “artes marciales” (box, karate, palo, tiro con pistola, etc.) son estudios completos en si mismos y deben ser adquiridos por medio de los adecuados programas de instrucción, entrenamiento y práctica con un buen instructor. Le convendría considerarlo a todo hombre y mujer que se esté físicamente apto. Pero el asunto de este trabajo es mucho más básico que la técnica, es un estudio en los principios que guían a la supervivencia al enfrentar una violencia no provocada de parte de otras personas que están fuera de la legalidad.
Táctica y estrategia están subordinadas a los principios de la guerra, así como el combate defensivo individual esta subordinado a los siguientes principios de la defensa personal.
Principio uno: ATENCIÓN
“Un comandante puede ser perdonado por ser derrotado, pero no por haber sido sorprendido”.
Esta máxima es de las primeras en ser asentadas entre los nuevos oficiales. Es igualmente aplicable a los individuos que aspiren a un cierto grado de seguridad física dentro de nuestra sitiada sociedad de hoy. La atención es, en cierto grado, un rasgo inherente de la personalidad, pero sin embargo puede ser aprendido y mejorado. Una vez que aceptemos que nuestro prosaico y familiar entorno es, de hecho, peligroso, automáticamente nosotros afilaremos nuestros sentidos. Dos reglas son inmediatamente evidentes:
– Sepa que hay detrás suyo, y
– preste atención a cualquier cosa que este fuera de lugar.Es evidente que la dirección de ataque más probable sea desde atrás. Este alerta a esto. Desarrolle “ojos en la nuca”. Erich Hartmann, El piloto alemán de la segunda guerra mundial, y que sin dudas fue el mas grande piloto de combate de todos los tiempos (1405 misiones de combate y 352 victorias confirmadas), sentía que él había sobrevivido a causa de tener una “nuca súper sensitiva”; y por el contrario, decía que el 80 % de todas sus víctimas nunca supieron que estaba en el mismo cielo con ellos.
El combate aéreo no es lo mismo que la defensa personal, pero el principio aplica. La gran mayoría de las victimas del delito violento son tomadas por sorpresa. El que anticipa la acción, gana. El que no, pierde. Aprenda de la experiencia de otros y no deje que lo sorprendan. Hágalo como un juego. Haga un grafico. Cada vez que alguien logra acercarse hacia usted sin su conocimiento, marque una X. Cada vez que vea a alguien acercarse antes que él lo vea, marque una O. Mantenga las “O” delante de las “X”. Un mes sin “X” establece la formación de hábitos correctos. Observe a su gato. Es difícil sorprenderlo. ¿Porqué? Naturalmente su oído superior es parte de la respuesta, pero no toda. Se mueve bien, usando sus sentidos por completo. Él no está preocupado con otras cosas sin importancia para ese momento en particular. Su gato no está pensando en su trabajo, o su imagen o en su impuesto a las ganancias. Pone las cosas importantes primero, su seguridad física sobre todo. Haga lo mismo. Están los que objetaran el humor que les genera este consejo. Se quejaran que ellos no quieren vivir de esa manera. No están obligados a ello. Pueden rendirse. Pero es un mundo salvaje, y si uno quiere desenvolverse en el, debe acomodarse a el.
Cualquier cosa fuera de lugar puede ser una señal de peligro. Ciertamente, cualquier desconocido que se acerque a su hogar debe ser mirado de reojo. En el 99% de todos los casos, será alguien inofensivo, ¿pero estará usted preparado para ese 1% que no lo es? Ciertas cosas son obvias:
– Un auto desconocido estacionado por largos periodos de tiempo con gente en su interior que no se baja, y con línea de visión hacia la ubicación de usted.
– Un auto que mantiene una distancia más o menos constante detrás suyo, aunque usted varíe su dirección y su velocidad, jóvenes en grupos, generalmente sin mujeres, que están en un lugar sin hablar.Estas cosas deberían encender una primera alarma en cualquier persona, pero existen muchas otras señales a ser leídas por alguien atento:
– Cualquiera que rehúya la mirada, furtiva o agresivamente, o que se sobresalte a su paso, debe ser explicado.
– Cualquiera que lo esté observando atentamente, debe ser explicado.
– Cualquiera cuyo comportamiento parece estar dirigido a usted, o que reacciona influenciado por las acciones de usted debe ser explicado.
– Cualquiera que demuestra esforzarse por no perderlo de vista a usted o por acercársele sin ser notado, o exhibiendo una actitud o rol poco tan natural con su función con propósito de acercarse a usted para poder acercarse hacia usted “justificadamente”.Si la explicación no lo satisface, este listo para tomar una acción defensiva apropiada. Una trampa de uso común por parte de los delincuentes es lograr el ingreso a la vivienda con falsos argumentos. Cualquier persona que se presente en su puerta le puede decir que es un plomero, técnico de un servicio público o un inspector de uno u otro tipo. Resultando más efectivo cerciorarse de la veracidad llamando por teléfono a la entidad involucrada. Muchas veces es poco práctico el verificar credenciales, pero siendo consciente que la gran mayoría de las credenciales pueden ser fácilmente falsificadas, uno esta suficientemente protegido de cualquier sorpresa. Alguien fuerte solo debe estar atento, el que es más débil debe tomar más precauciones.
En la calle, no deje que ningún extraño le tome su mano. Permitirle a un potencial atacante que obtenga un agarre firme de su mano fuerte, es darle una posible y fatal ventaja. Use sus ojos. No ingrese usted hacia las áreas desconocidas que no pueda mirar primero. Hágase un habito de doblar las esquinas separado de la pared, use los vidrios de las vidrieras y cualquier otra superficie reflejante que este apropiadamente ubicada para obtener visión trasera, y tenga algo sólido atrás suyo cuando haga una pausa.
Todo esto le puede sonar excesivamente furtivo y algo melodramático, pero aquellos que han cultivado lo que podríamos llamar un enfoque táctico de la vida, no lo encuentran ni problemático ni conspicuo. Y así como ponerse el cinturón de seguridad, un salvavidas, o tener un extintor de fuego es algo que te da tranquilidad, aun cuando no sea necesario. No es necesario decir siquiera, que ninguna persona inteligente abrirá la puerta de su casa sin saber antes quien llama. Si su entrada no permite una evaluación visual del que llama, cámbiela.
Las estadísticas podrían mostrar que es pequeña la posibilidad de que una amenaza este esperando afuera, pero las estadísticas serán de poca ayuda o consuelo después que descubra que su caso es la rara excepción.
Las anteriores sugerencias solo son ejemplos tomados al azar en los cuales el principio de atención es puesto de manifiesto. Las situaciones posibles son incontables y es imposible hacer recomendaciones específicas para cubrirlas todas. Lo esencial es tener en mente que los problemas pueden aparecer en cualquier momento. Este preparado. Este alerta
Principio dos: DECISIÓN
Es difícil para un hombre civilizado el cambiar en un instante a ser uno que puede tomar una acción rápida y decisiva para enfrentar una emergencia violenta.Para la mayoría de nosotros no es común tener emergencias violentas – en especial para aquellas que solo pueden ser resueltas por el uso de la fuerza y la violencia de nuestra parte – y esas emergencias requieren un esfuerzo mayúsculo de voluntad para transformarnos de gallinas en halcones.
La decisión, el estar resuelto, como el estar alerta, es en cierto grado una característica personal, pero al igual que la atención, puede ser acentuada. En el combate formal esta es suministrada – o debería serlo – por ordenes apropiadas del comando. En los casos de defensa personal, debe ser auto-generada, y ese es el problema. Cuando “la bola empieza a correr”– cuando es evidente que enfrenta un ataque físico violento – su vida dependerá de que usted tome un curso de acción correcto y que lo lleve a cabo sin dudar ni desviarse. No puede haber vacilación. No hay tiempo. Ponderar el tema sea posiblemente perecer. Y es importante recordar que la acción específica que usted decida es, dentro de ciertos parámetros, menos importante que el vigor con que la ejecute.
La dificultad es que el curso de acción correcto cuando uno está bajo un ataque, usualmente es contra atacar. Esto funciona al revés de nuestro “normalmente” civilizado comportamiento, y tamaña decisión es bastante difícil de alcanzar aun para una persona decidida. A falta de las experiencias personales, las que la mayoría de nosotros preferirá no amasar, la mejor manera de cultivar esa decisivamente táctica decisión es a través de la hipótesis: “Que haría yo si…” pensando tácticamente, podremos arribar a soluciones tácticas correctas, y la practica –aun la practica teórica- tiende a producir confianza en nuestras soluciones, las cuales a su vez, hacen mas fácil y más rápido, llegar a una decisión.
La ley inglesa común, fuente de nuestro sistema judicial, sostiene que usted puede usar la fuerza y violencia que sea necesaria para prevenir que un atacante lo mate o lo hiera gravemente, o a su esposa , o a su hijo, o a cualquier otro inocente .
Usted no puede perseguir a su atacante, con intención de matarlo, tampoco puede dar un golpe innecesario, pero si alguien está tratando de matarlo, usted esta justificado en matarlo para detenerlo, si no hay otra manera de hacerlo. Esto esta puesto aquí de la manera más simple posible y como la ley es eminente mente razonable, los aspectos legales de la legítima defensa personal no deberían detenernos al formular una decisión defensiva que sea apropiada. Debemos estar seguros que nuestro atacante quiere matarnos o mutilarnos, que es físicamente capaz de hacerlo, y que no hay otra forma de poder detenerlo sin “Abatirlo”. Estas condiciones pueden certificarse en un instante. Entonces podremos proceder (a propósito: la violación es considerada general mente una “herida grave” en este asunto. Un hombre que claramente intenta una violación, puede ser herido o muerto para evitar que cumpla su cometido, si ninguna otra acción fuera suficiente) Entonces, cuando esta bajo un ataque, es necesario evaluar la situación y decidir instantáneamente un curso de acción apropiado, para ser llevado a cabo inmediatamente, con toda la fuerza que sea capaz. Aquel que duda, realmente esta perdido. No lo medite. No se demore. Sea DECIDIDO, Sea decisivo.
Principio tres: AGRESIVIDAD
Cuando nos defendemos no somos nosotros quienes iniciamos la violencia. Debemos garantizarle a nuestro atacante la gran ventaja de dar el primer golpe, o al menos que intente hacerlo. Pero, de allí en adelante, podemos devolverle la atención con lo que idealmente seria una violencia aplastante. “La mejor defensa es un buen ataque”. Esto es verdad, y debido a que no podemos aplicarlo estrictamente a una conducta de defensa personal, podemos proponer un corolario: “La mejor forma de defensa personal es un contraataque explosivo”. Aquellos que no entienden de lucha sugerirán que el número, el tamaño, la fuerza o el armamento, pueden invalidar esta instrucción. Insistirán que el agresor no atacara a menos que tenga una decisiva ventaja de fuerza. Es posible, pero de ninguna manera es siempre o aun usualmente cierto. Considere el caso Speck, en el cual las victimas excedían en número al asesino en la proporción de 8 a 1. Ellos si disponían de más fuerza de la necesaria para salvar sus vidas, pero solo si hubieran dirigido esa fuerza violenta y agresivamente contra el asesino. No lo hicieron. Existen incontables ejemplos.La victoria de una explosiva respuesta por un sujeto obviamente más débil contra una fuerza superior es fácil de ver en mundo animal. Un Poodle corre a un ovejero alemán fuera de su propiedad. Un pequeño pajarito espanta a un halcón merodeador. Un wolvering de 25 Kg. Espanta a toda una manada entera de lobos de una presa que tardaron horas en cercar. Y eso es porque La agresividad conlleva con ella un incalculable margen moral en cualquier combate ofensivo o defensivo. Y el hecho que el asaltante no espera agresividad de parte de su victima, usualmente le toma desprevenido. Si la posible victima esta armada, la habilidad se convierte en un factor más crítico que el número de atacantes. Un hombre dotado con un arma de puño confiable y poderosa y que este altamente calificado en su uso, puede arruinar un ataque de un pelotón de rifles torpemente montado si toma la iniciativa de una manera agresiva e instantánea. Por supuesto, este tipo de habilidad es rara, aun (o quizá deba decir especialmente) entre nuestros protectores uniformados, pero puede adquirirse. Se han hecho grandes avances en años recientes en la teoría de la defensa con armas cortas. Los resultados están disponibles para quien sepa apreciar los. Pero nunca asuma que simplemente por tener un arma eso hace de usted un tirador. Usted no está mejor armado por llevar un arma como no se es un músico por poseer una guitarra.
En un caso reciente, un alumno mío me refirió fue asaltado por otros cuatro hombres armados con revólveres mientras él guardaba su auto en su casa después de volver de una fiesta que termino tarde. Porque, un poco fuera de practica, él violo (o solo olvido) todos los principios de defensa personal menos uno, y ese fue el de el principio de agresividad. Al primer disparo, él se tiro al piso con una rápida y pesada carga de fuego de su parte (hizo 22 disparos en menos de 20 segundos) y lo hizo de tal forma, que sus posibles asesinos entraron en pánico y huyeron. Él hizo mal la mayoría de las cosas, pero su reacción explosiva al ataque ciertamente salvo su vida.
Ahora, ¿cómo cultivamos una respuesta agresiva? Creo que la respuesta es la indignación. Lea los diarios. Vea las noticias. Esa gente no tiene derecho a victimar a ciudadanos inocentes. No tienen derecho a ejercer violencia sobre usted. Ellos son malas personas y usted esta total- mente justificado en quejarse por su comportamiento al punto de enfurecerse por eso. Su respuesta, si usted es atacado, no debe ser el temor, debe ser la ira. Estas dos emociones se encuentran muy cerca entre si y tranquilamente puede convertir una en la otra. En este punto su vida depende de su propia habilidad para poder bloquear todo pensamiento del peligro en que se encuentra, y concentrarse totalmente en la destrucción de su enemigo. La ira le permitirá hacerlo. La anciana que espanta a un ladrón armado pegándole con su bolso es con ira, y bien por ella! Lo antedicho no es obviamente la actitud más aprobada en los círculos sociales actuales. Eso no tiene importancia. Lo que si nos importa aquí es simplemente la supervivencia. Después de haber hecho los arreglos para nuestra supervivencia, podremos discutir sociología. Si alguna vez tiene la mala fortuna de ser atacado, estar alerta le dará una pequeña advertencia previa, la decisión le dará un posible curso de acción, y si este curso de acción es contraatacar, llévelo a cabo con todo lo que tenga! Indígnese. Enójese. Sea agresivo.
Principio cuatro: VELOCIDAD
La velocidad es la “esencia” misma de cualquier forma de combate, desde un match de esgrima hasta de una guerra, como la guerra de los seis días (la falta de velocidad es lo que la historia dirá fue la causa por la que perdimos en Vietnam) Napoleón I dijo: “podré perder una batalla, pero nunca perderé un minuto” La defensa personal acelera mas las cosas. Debemos decir: “Quizá pierda esta pelea, pero no perderé este segundo!” Aparentemente una fuerza aplastante no es importante si no es llevada a cabo antes que el atacante. En nuestro Viejo oeste decían “hazle a los otros lo que quieran hacerte, pero hazlo primero” Amen. Aquí otra vez decimos que este ensayo trata solo con la defensa y que ni la ley ni la moralidad nos justifica/autoriza a que podamos abatir a alguien en el piso porque nosotros pensamos que podría atacarnos. Sin embargo, en el mismísimo momento en que sabemos que nuestro asaltante intenta provocarnos un daño físico serio, debemos trabajar tan rápido como podamos. Si ya nos ha disparado, debemos dispararle y pegarle antes que él pueda disparar nuevamente. Si nos esta amenazando con usar la fuerza contra nosotros, tenemos la venta ja del tiempo de reacción sobre él. La apuesta de la defensa personal es su propia vida. Usted no puede permitirse jugar bajo reglas “deportivas”. Sea rápido, no justo. Haga trampa, ningún referí detendrá el juego. La pelea perfecta es aquella que termina antes que el perdedor entienda realmente que es lo que esta pasando. La defensa perfecta es un contraataque que tiene éxito antes que el asaltante se de cuenta que ha mordido mas de lo que puede masticar. Por lo tanto, si es que usted es atacado, contra ataque inmediatamente, Sea fulminante, sea rápido. La velocidad es su salvación. -
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