Contá aquí tus mejores mentiras!!!!

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  • #19679
    Tomate©
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    Bien dicen que el pez es el único animal que crece después de muerto. Cuando lo sacan mide 12 centímetros y cuando lo cuentan ya tiene cerca de 50 centímetros sin la cola.

    También es cierto que el anecdotario del pescador es inagotable y siempre me gustaron mucho este tipo de anécdotas, así que la idea de este post es que vayamos contando nuestras situaciones de pesca.

    Y para no ser menos aquí va la primera (de muchas) mía.

    Era un domingo de mañana estábamos en la casa de fin de semana  de Fernando (un amigo) a orillas del correntoso río Carcarañá, en la localidad de Timbúes (Santa Fe).
    A una media hora de camino desde la casa había una pequeña isla que nos permitía acercarnos al centro del río para tirar nuestras cañas, trampas y líneas de pesca, la isla dividía el río en dos partes, un pequeño brazo de unos 3 o 4 metros de ancho donde las aguas se calmaban y dejaban de correr con la fuerza que el río nos tiene acostumbrados, sobre este brazo para poder cruzar a la isla le habíamos fabricado un carrito con sogas y el otro brazo mucho mayor en el que el río corría con todas sus fuerzas de 12/15 metros.
    En este lugar pescábamos taruchas (o Tarariras), alguna boga ó dorado, las leyendas decían que había cachorro de Surubí (pero nunca vimos uno) y pequeñas mojarras que usábamos para encarnar y algunos bagres pequeños con el mismo fin, en épocas de abundancia de estos pequeños iban a la “fritanga” para la cena o el almuerzo.

    surubi1.jpg

    Surubí moteado, la imagen de mis pesadillas.

    Ese día se me ocurre poner un boyero con un anzuelo grande encarnado con mojarra en la boca de entrada del pequeño riacho calmo, lo dejé amarrado a un árbol y me dediqué a la pesca del lado correntoso. Estuvimos toda la mañana y sacamos un par de taruchas de buen tamaño y algunos bagres y mojarras para usar de carnada.
    Sobre el mediodía el sol y el hambre nos decían que era hora de volver a casa, teníamos comida suficiente y ya podíamos dedicarnos a otras actividades. Fernando empieza a recoger el equipo y levantamos las cañas, en fin, pasar por el carrito de sogas nosotros y el equipo no era tarea sencilla. Así que yo empecé a pasar el equipo que ya estaba ordenado, en eso nos damos cuenta del boyero que no se había movido del lugar donde lo tire en todo el día, ni un solo pique había alterado el descanso de la boya cerca de la orilla de tierra firme.

    boga.jpg

    Boga, un pez muy preciado en mis tierras.

    Fernando me dice: “¿Vas a dejar el boyero hasta mañana a ver si engancha algo?” lo pensé un minuto y recordé que podía no tener carnada, en cualquier caso si aún estaba podía cambiarla por carnada fresca menos “lavada”, “Reviso la carnada y la dejamos si querés” le grité desde la otra orilla, mientras dejaba el equipo que acababa de cruzar y me dirigía al árbol donde había atado el boyero, no sin antes tomar un par de mojarras para encarnarlo nuevamente.

    Mojarra.jpg

    Mojarra ó Mojarrita, muy ricas en fritura y son carnada.

    Desaté la línea del árbol y cuando la traje suavemente se quedó como atorada en el fondo, “Se engancho esta porquería” le grito a Fernando que ya me miraba desde la orilla de enfrente, en el momento que doy el tirón para “desengancharla” una enorme boca sale del agua abierta como para tragarme, le vi las tripas através de semejante boca y me sentí casi dentro de la “cosa” solté el hilo, las mojarras y me tiré de espaldas sentado al piso.
    El pez se revolvió en el agua y puede ver las características pintas negras del Surubí en su lomo, dio un coletazo y desapareció en las aguas… mientras yo trataba de recuperar la respiración, me parecía haber enfrentado a Movi Dick que trataba de tragarme, del otro lado Fernando se mataba de risa.
    En mi exageración y el susto del momento la boca del pez me pareció mucho más grande que yo y que era capaz de tragarme sin más trámite.
    Lógicamente que por mas grande que pudiera ser un surubí en el Carcarañá, no superaría los 10 o 12 kgs, pero una cosa es verlo desde enfrente como Fernando y otra muy diferente es verlo con la bocota abierta saliendo de repente del fondo del río por sorpresa.
    Fernando puso la verdadera dimensión al bicho, “Sería un cachorro de unos 6/7 kgs.”, hizo una pausa,  “Grande” acotó.
    Aún es el día que en mis pesadillas veo esa bocota enorme abierta ante mis ojos tratando de engullirme, y si, si alguna vez les dicen que hay surubí en el río Carcarañá, créanlo que es cierto.  

    Espero que les haya gustado y a ver quien se anima con alguna “mentira”…  Les prometo que creen las mías, yo creeré las de Uds.
                       

    Un abrazote!!!

    PD: Dedicado a Mariano CZ99.


    Saludos desde Rosario, Argentina
    Presumiendo ser el 1º Socio Honorario de la S.T. T.D.P.
    Tomate©
    q=)

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