Armas Perú › Foros › Tiro Defensivo Peru – Aula Virtual › Armas y Delincuencia (Nota de la Revista Club Uruguayo de Tiro)
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octubre 31, 2012 a las 12:51 pm #22536CZ99Miembro
Muy Interesante documento, recomiendo su lectura.
Desde hace ya unos años, personas allegadas al gobierno, vienen poniendo sobre el tapete la idea delimitar o prohibir la tenencia de armas en el Uruguay. Las finalidades según dicen son disminuir la delincuencia, los accidentes, la violencia doméstica y dificultar los suicidios.
Han tenido lugar desde entonces una serie de debates a los que sólo asistimos como pasivos espectadores. Estoicamente una vez más, el Club Uruguayo de Tiro resistió la bofetada de no haber sido consultado para nada.
Un motivo de este ninguneo puede ser que estas personas, de ideas confusas, dan por sentado que los aficionados a las armas somos “el enemigo”. Algunos de sus prejuicios les hacen pensar que somos fanáticos que pugnamos por el libertinaje cívico armamentista, que provea de un arma a cualquier persona no capacitada para tenerla.
El problema es que a esta gente, su posición en algún cargo de la Administración le hace sentir la necesidad de opinar y lo que es peor, creerse con la autoridad para hacerlo…
Otro posible motivo para el ninguneo es que sospechan que “los del Club” contemos con argumentos que les pueden resultar inadecua- dos y hasta irrebatibles, ni Dios permita…
Y al menos en esto tienen razón, como veremos más adelante.ARMAS Y DELINCUENCIA
El combate a la delincuencia es uno de los pretextos que se esgrime para contrariar la tenencia de armas, en el sobreentendido de que la cantidad de éstas propicia el auge de aquella.
Hemos escuchado en estos debates, que Uruguay es en América el país que tiene más armas per cápita; a razón de una cada tres habitantes. Sabemos exactamente cuándo, dón- de y quién echó al éter ese rumor, pero en esta ocasión no lo vamos a delatar sino parcialmente.
Ahora bien, no deja de sorprender que aunque nunca se logró saber cuánto costó la torre de Antel, se sepa cuántas armas clandestinas hay en el país…Pero supongamos que los datos que se maneja son ciertos y dicha “gran” cantidad de armas favorece a la delincuencia, nos preguntamos:
¿Por qué entonces Uruguay es uno de los países con menos delincuencia?
¿Dónde está la correlación directa entre cantidad de armas y delincuencia?
Y considere además el lector, que el citado número de armas clandestinas surgió desde el Servicio de Material y Armamento del Ejército (SMA) a mediados de los ´80, época en que el índice de delincuencia era muy inferior al actual. Queremos decir que Uruguay era uno de los países con más armas en el mundo y a la vez uno de los más seguros.
Pero cuidado, porque es igual de torpe inferir que la delincuencia disminuye al aumentar la cantidad de armas.
Es nuestro deseo que algún día el ser humano aprenda a respetar la posición del prójimo.
Que entienda que estar a favor de la tenencia de armas de fuego no implica el gusto por la violencia o la delincuencia, así como estar en contra de la misma, no implica estar en contra de dichas lamentables condiciones humanas.
Ni siquiera implica el “estar haciendo algo” contra ellas. Es simplemente una “pose”. Se puede ser una buena o una mala persona desde cualquiera de las posiciones. Y ya sea que estemos a favor o en contra de las armas, podemos ser beneficiosos o perjudiciales para nuestra sociedad.
E n t e n d a m o s q u e l a s a r m a s s o n simples instrumentos creados por el hombre y pueden ser usados en cualquier causa. El instrumento no modifica al hombre.
Pretender que un instrumento sea responsable de las tragedias huma- nas, es tan mediocre como culpar de los accidentes de tránsito al automóvil. Y de la mala música al piano y de la mala caligrafía, al lápiz. No vamos a discutir si las prohibiciones logran su cometido o no, porque para nosotros es un tema perimido.
Pero dada la realidad actual, vamos a hacer algunas consideraciones.
En todo el mundo civilizado las armas han estado permitidas desde siempre, en el entendido que el poseedor de un arma de fuego es un individuo libre que vive en concordia con el prójimo. Y así ha sucedido históricamente. Porque esto de vivir asociados está basado en un marco de confianza mutua. Y ésta es, qui- zás, la base más importante de la sociedad. De ahí que al inadaptado social se lo aísle del conjunto que convive en armonía.
Cuando una persona adquiere legalmente un arma de fuego, lo hace desde el respeto al buen convivir en todos los aspectos, porque el buen uso y tenencia de un arma implica un profundo respeto social. La Sociedad hace un voto de fe en el ciudadano al permitirle tener un arma lo cual estimula y fortalece la mutua relación.
Por eso entendemos que hay una diferencia cualitativa entre estar a favor y estar en contra de la libre tenencia de armas… Estar a favor significa permitir que cada cual elija lo que mejor le parezca. En cambio estar en contra no permite elegir.El que está en la primera posición aboga por una medida que no afecta al prójimo.
El que está en la segunda, en cambio, lo hace por una medida que sí afecta al prójimo. La diferencia de concepciones es abismal. Las mentalidades de am- bos tipos de sujeto son totalmente diferentes…
Estar a favor de la tenencia de armas implica LIBERTAD…en cambio, estar en contra significa la NO LIBERTAD. Porque no hay manera de aplicar una prohibición total o parcial, si no es coartando la Libertad.DESARMAR A LA POBLACION… ¿QUÉ SIGNIFICA?
En rigor estamos de acuerdo con la idea de controlar y reorganizar la tenencia de armas en manos de la población. Como dejamos claro en la 1ª. parte de esta nota, entendemos que para tener un arma de fuego hay que estar muy bien preparado dada la naturaleza de la cosa. También es cierto que el libertinaje en lo relativo a la tenencia de armas suele ser nefasto para la sociedad.
Los intentos de desarmar a la población siempre fueron exitosos si exceptuamos de su efecto a la fracción delincuente. O sea que siempre se desarmó al sector de la población que no delinque y que, además, es la gran víctima de la delincuencia.Resulta pues insultante para el ciudadano común socialmente adaptado, que se le trate como responsable de la violencia armada y deba así so- portar sumisamente cómo a su indefensión se suma el agravio…y nada menos que de parte del Estado.
El ánimo a veces no consciente por parte de los gobernantes de turno, de tomar medidas en contra de la población al mínimo síntoma de tormenta está muy estudiado y no es novedoso en ningún lado del mundo. Salvo en Uruguay, en donde siempre hay alguien dispuesto a malgastar tiempo y recursos comunitarios descubriendo cosas ya descubiertas.
Pero vamos a conceder que en realidad tras esta limitación de tenencia de armas pueda haber un ánimo de beneficiar a la población… ¿Cuál es la contrapartida tan favorable que merezca tal recorte de la libertad? ¿Dónde están las garantías de que se logrará una disminución realmente significativa de la delincuencia?
Analizando un poco más de cerca, nos surgen algunas preguntas más. ¿Qué significa “desarmar” a la población? ¿Se incluye a los delincuentes en esta intención de desarme? La fácil respuesta es obviamente, sí. Pero en realidad lo que preguntamos es… ¿Cómo se desarmará a los delincuentes? O sea, desde el punto de vista práctico… ¿Cuál es el plan?¿Cómo va a obligarse a los delincuentes a cumplir la ley? ¿Se recorrerá los barrios marginales concientizando y sensibilizando a los pobladores mediante folletos de redacción inteligente que advierta sobre los peligros de tener un arma en casa…?
O tal vez con campañas televisivas y puestos de recepción para que rapi- ñeros y demás procedan a la entrega voluntaria de las armas…
O quizás sea mejor y más barato en- cargarle el “viaje de arena gruesa” a la Policía, mandándola a allanar asentamientos…”porque al final…
¿Para qué está?”.
Queremos saber cuál será el mecanismo a emplear para que los delincuentes cumplan con la ley de restricción armamentista. Tal vez se pueda aplicar ese mecanismo hasta hoy desconocido, para obligarlos a cumplir otras leyes… Pero sigamos pensando que no está en los planes de nadie el quitar las armas a los ciudadanos honestos sí y a los delincuentes no; y suponiendo que se logra desarmar a la población incluidos los delincuentes…
Preguntamos:
¿Con eso se terminará la delincuencia?
¿O se le facilitará el trabajo?
¿Cuáles son las garantías de resultado?
¿Se estudió la experiencia inglesa?
¿La japonesa? ¿La mejicana?
¿Cuáles son las medidas a adoptar para que no prolifere el mercado negro?
¿Quién garantizará al ciudadano de buen nombre que después del desarme no seguirá siendo víctima ahora más fácil, de una delincuencia armada?
Las restricciones y prohibiciones de las armas por sí solas no redujeron la delincuencia en ninguna parte del mundo y Uruguay no va a ser una excepción. Se lo advertimos a los descubridores de cosas ya descubiertas.
Lo que debería hacerse en Uruguay a cualquier costo y de modo urgente es combatir al delincuente violento. Esto dista mucho de combatir las armas, porque entendámoslo de una vez, este tipo de individuo seguirá existiendo y será violento con un revólver, con un cuchillo, con un palo, o en una patota.
Ojalá empiecen a aparecer al menos algunas respuestas a tantas preguntas. …Agradecemos al lector por su atención y es posible que continuemos con otros aspectos relacionados a la posesión de armas, como los accidentes en el hogar, la violencia doméstica y el suicidio.
Club Uruguayo de Tiro
Comisión TécnicaDOCUMENTO EXTRAIDO DE:
http://www.cluburuguayodetiro.com/documentos/notarevista94.pdf
Agradecemos a Club Uruguayo de Tiro por este valioso documento.
Mariano :.
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