A 77 años de la Guerra con Colombia

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    cz-83
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    Mis estimados amigos, ser un medico aficionado a las armas, me ha deparado anecdotas interesantes, y me ha permitido conocer personajes de lo mas pintorescos.
    Hace unos dias tuve el gusto de conocer a un paciente que durante la consulta me dio la grata sorpresa de confesar ser un veterano de la guerra con colombia, Es mi gran amigo el Sr. Carlitos.
    Me dio la oportunidad de actualizar la informacion necesaria para situar el mencionado conflicto. Frontera con Colombia en el departamento de Loreto. Años entre 1932 y 34 ( casi 2 años). un conflicto casi sin nefastas consecuencias para nuestra  patria, a pesar de haber perdido, pero que permitio sellar nuestra frontera en ese sitio ganando en mesa (solucion diplomatica).
    Una de las primeras preguntas que le hice fue si sintio miedo. Me conto como respuesta, que durante un enfrentamiento, estallo una granada colombiana, muy cerca de el, le hirio en la rodilla derecha y lo lanzo lejos de donde estaba. Le insisti la pregunta y el sonriendo, me conto su secreto: su cantimplora contenia una mescla de Chuchuhuasi, de los mejores, Chacta fuerte y una cantidad no detallada de polvora, su consumo especialmente antes de la accion , le quitaba el miedo.
    Y que arma tenia?, el era el encargado de la ametralladora, recuerda que durante una patrulla, sorprendieron un contingente colombiano que celebraban algon en la selva, vieron y sintieron a cierta distancia el humo de sus fogatas y el olor de su asado, se desplegaron en V con el al centro y el Subteniente detras de el, encargado de dar la orden de ataque . Exterminaron al 30% del enemigo, el resto huyo dejando atras su asado. Me comento que un soldado herido intento atacarlo y no tuvo mas remedio que golpearlo con la culata de su ametrallador. Luego del ataque, recuperaron el armamento enemigo y procedieron a eviatr el despilfarro de tan agradable alimento.
    Los demas eran tan valientes como el?, me comento que la gente mas valiente de su peloton, procedian de las levas que se hicieron en sitios como Keros y Paucartambo en el Cusco (a pesar de su corta edad).
    Murio su gente? recuerda que hubo una baja: durante su acercamiento a un ataque, caminaba junto a el un soldado loretano, de pronto un proyectil le atraviesa la cabeza y le causa una muerte instantanea. El subteniete jefe de patrulla le acusa de la muerte y el demuestra su inocencia recuperando el proyectil que se habia impactado en un arbol cercano demostrando la diferencia de calibres ( Balistica de combate!).
    Algo que me impresiono fue su profundo patriotismo al expresarle sobre su deber cumplido (poco le importa que no recordemos el sacrificio de su epoca) y su valentia a pesar de estar en desventaja numerica (peleamos  en desventaja de 5 a 1) y logistica.
    Estas consultas duran mucho tiempo…
    En fin amigos, no hay mucha informacion en la Web , sobre el tema, pero halle algo en wikipedia, que pngo a su consideracion, como un pequeño homenaje a estos peruanos de puro corazon.

    Un abrazo
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    La Guerra

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    El 1º de septiembre de 1932 un grupo de hombres provenientes de la provincia peruana de Loreto tomaron la ciudad de Leticia, expulsando a las autoridades colombianas que allí se encontraban, estaban comandados por el ingeniero Ordoñez y el alférez Juan Francisco La Rosa Guevara de la guarnición de Chimbote. Para Colombia, defender la integridad del territorio se constituyó en un auténtico propósito nacional, por creer tener la razón jurídica, y porque aún estaba fresca en la conciencia de la clase dirigente de la época la pérdida de Panamá y perder una nueva parte de territorio era políticamente inadmisible, aunque Leticia estaba descuidada por Colombia. Afrontar los costos de la guerra era tarea importante, sin embargo, no era algo fácil para países pobres como Colombia y Perú mucho menos en una coyuntura de recesión económica tan aguda como la que vivía el mundo occidental a comienzos de la década de los treinta. Las fuerzas armadas de ambos países no contaban siquiera con un mínimo de equipos y material de guerra adecuado para hacer una presencia efectiva en territorios selváticos. Dotarlas de esos medios era ciertamente un gran reto para las precarias finanzas del Estado y por supuesto para sus dirigentes. Sin embargo el día 18 de septiembre miles de personas en Bogotá entregaron bienes que donaron al estado para fortalecer las fuerzas militares, es en especial recordado las argollas de matrimonio que se donaron para ser fundidas, hubo además discursos políticos de parte del ejecutivo y la oposición como “Tenemos la Fuerza del Derecho y el Derecho a la Fuerza” o “No mas politiquería Paz en el interior y guerra en las fronteras”. Los donativos permitieron recoger más de 10 millones de pesos. En Perú la reacción patriótica fue un poco diferente, una multitud rodeó la residencia del ministro de Colombia en las afueras de Lima el sábado 18 de febrero de 1933 después del discurso del general Luis Miguel Sánchez Cerro, A las 10:00 de la noche, donde este había dicho por radio: «Nuestros adversarios sabrán lo que significa atacar al Perú». treinta minutos más tarde, ante las amenazas, abandonaron la casa situada en el número 502 de la avenida de Chorrillos en Lima; la hija del embajador, Beatriz Lozano Simonelli, de apenas 12 años de edad, y su esposa Elena Simonelli Ratti, peruana de familia italiana y emparentada con Achille Ratti, en ese momento el papa Pío XI. El ministro colombiano, Fabio Lozano y Lozano, accedió a retirar el escudo de Colombia simbólicamente, por solicitud de uno de los guardias peruanos. Luego llegaron centenares de asaltantes, Gritaban:»Abajo Colombia» y «Muerte a Olaya Herrera». Entraron a la legación y destrozaron los cristales, las ventanas y los muebles, demolieron a piedra un piano, despedazaron un perrito del hijo del ministro, robaron las joyas, las alfombras, la platería y los cuadros. Lozano se escondió en un cuarto con llave. Cuando la multitud lo localizó, saltó por una ventana y se refugió en un rincón del sótano, donde lo encontró con una linterna a las 03:00 de la mañana el prefecto de Lima. En Colombia se nombró comandante supremo de las fuerzas militares al general Alfredo Vásquez Cobo, mientras que el alemán Hebet Boy organizaba la fuerza aérea a partir de los aviones de transporte civil de la aerolínea SCADTA, de la cual se acondicionaron hidroaviones que acuatizaría en los ríos Caquetá y Putumayo por primera vez. El ejército colombiano fue conformado por soldados de todo el país y por indígenas Uitotos, auxiliados a su vez por misioneros capuchinos de la región amazónica que actuaron como capellanes militares. El ejercito de Perú confiaba su superioridad militar al difícil acceso que desde el interior de Colombia se tenía sobre la región en conflicto, pero Vasquez Cobo con una improvisada flota tomó rumbo a la desembocadura del río Amazonas llegando a la zona en disputa en Enero de 1933, cuando se presentan los primeros combates en Chaclacayo.

    Tarapacá El primer enfrentamiento de consideración estratégica se dio en Tarapacá, puerto sobre el río Putumayo el 14 de febrero del mismo año. El día anterior dos aviones integrantes de la Escuadrilla con Base en Iquitos y comandada por el Teniente Comandante CAP (Cuerpo Aéreo Peruano) Baltazar Montoya, efectuaron un reconocimiento por el río Putumayo, desde Güepí hasta Tarapacá, con escala en la guarnición de Puerto Arturo, donde descubrieron la presencia de la flota expedicionaria colombiana del Amazonas anclada en aguas brasileñas. Ese mismo día, el Teniente Comandante CAP Montoya, después de recoger importantes informaciones, se dirigió a Leticia, lugar donde acuatizó en horas de la noche, dando aviso al Comando de Agrupamiento Aéreo de la presencia de las Fuerzas Expedicionarias Colombianas. El Cuartel General de Iquitos (Perú), al conocer estos hechos dispuso que la escuadrilla de aviones «VOUGHT 02-U COURSAIR» se trasladara a Tarapacá al día siguiente, martes 14 de febrero de 1933, con la misión de bombardear y hundir a los buques colombianos. Para tal efecto, la escuadrilla, al mando del Teniente Comandante CAP Baltazar Montoya partió a las 04.30 Horas de la madrugada de su base de operaciones en Collaru y Yahuya con dirección a la hacienda Victoria, donde debían esperar la orden de ataque y aprovisionarse con metralla y bombas de fragmentación de 50 libras. La orden de misión llegó a las 08:00 de la mañana y los cuatro aviones de observación y bombardeo ligero «VOUGHT 02-U COURSAIR» partieron rumbo a Tarapacá; estos estaban al mando del Primer Comandante de la Escuadrilla Teniente Comandante CAP Baltazar Montoya, llevando cada uno como mecánico-ametrallador a los Suboficiales CAP Guillermo Alfaro, Daniel Valdivia, Fernando Dolci y Mario Dolci respectivamente. En la mañana del día 14, el General Vázquez Cobo, comandante de las fuerzas colombianas, dirigió al comandante de las fuerzas peruanas en Tarapacá un mensaje para que las tropas peruanas se rindieran antes de que las tropas colombianas llegaran. Pocas horas después y mientras los colombianos preparaban sus embarcaciones para llegar a Tarapacá a manera de respuesta, aparecieron en vuelo hacia los buques colombianos tres de los aviones enviados por la CAP peruana. A la voz de alarma despegaron los cazas colombianos del tipo Curtiss Sea Hawk. Esta acción tomo por sorpresa a las aeronaves peruanas ya que en el reconocimiento del día anterior solo se habían observado las unidades navales, y en vez de atacar a las naves colombianas, arrojaron las bombas sobre la selva y se alejaron apresuradamente en retirada. Dada la superioridad técnica de estos aviones y la habilidad y experiencia de pilotos alemanes resultaba, lógicamente, desde el punto de vista militar, inoficioso arriesgar el escaso material aéreo disponible en ese teatro de operaciones. De regreso a su base, el entonces Alférez CAP Francisco Secada Vignetta, al mando de su avión de observación y bombardeo ligero «Vought 02-U Corsair» de matricula 5-E-6, aseguró haber localizado a la flota colombiana y haber arrojado sus bombas sobre ellos, y que cuando fueron interceptados por los cazas colombianos, él se enfrentó a uno de los aviones colombianos logrando derribarlo. Pero el derribo nunca se confirmó y el gobierno colombiano lo negó y luego de una investigación del gobierno del Perú se descubrió que el derribo fue inventado para justificar la pérdida de Tarapacá de manos peruanas. Corrobora este hecho el informe que años más tarde, en febrero de 1936, y bajo el título de «Exposición de los procedimientos empleados y de los acontecimientos realizados durante la campaña contra Colombia, desde el 1 de septiembre de 1932 (toma de Leticia) hasta el 14 de febrero de 1933 (ocupación de Tarapacá por Colombia)», rindió al general comandante general de la V División peruana en la época del conflicto, al analizar las causas determinantes de la pérdida de Tarapacá, entre las cuales cita textualmente <>. Lo más importante de esta operación fue la retirada de las tropas Peruanas y la ocupación de la plaza por las colombianas el 14 de febrero de 1933.

    Güepí El 25 de marzo la flota colombiana atacó el puerto de Güepí margen sur del rio Putumayo en la desembocadura del rio Güepi. Bajo el mando del coronel Roberto Rico se combinaron fuerzas de aire tierra y marina tomando finalmente la fortaleza peruana tras 5 horas de Combate. Adicionalmente en combates menores o por repliegue estratégico quedaron en poder de Colombia el puerto de Arica en la desembocadura del Igara Parana, y Tacna en la margen norte del Putumayo. De esta Colombia retomó casi todas las posiciones perdidas en la ofensiva Peruana de Septiembre, excepto la ciudad de Leticia que era la plaza fuerte del conflicto. Olaya no autorizó la reconquista de esta ciudad con la flota naval porque en el puerto había más tropas peruanas que en Tarapacá y porque a diferencia del Putumayo, en el Amazonas solamente una ribera era colombiana y la otra, brasileña. Entonces la estrategia militar se centraba en un asalto o defensa de la plaza de Leticia, donde obviamente no solo se desarrollaría la batalla cumbre del conflicto si no posiblemente el mayor desangre del mismo, puesto que los Peruanos fortificarían al máximo este sitio, mientras que los Colombianos estimulados por las anteriores victorias movilizarían el grueso del ejército, fuerza aérea y naval para retomar la ciudad y dar fin al conflicto con una victoria contundente. Pero un hecho cambió el curso de la guerra en forma definitiva.

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