Una perdida en la puna parte 2

Iniciado por luchocas, 11 de Julio de 2013, 03:27:04 PM

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luchocas

Muy pronto se nos terminó lo que podíamos quemar y utilizar como combustible, los truenos no cesaban, aunque se escuchaban algo más distantes y el granizo se convirtió otra vez en nieve, desparramamos las cenizas y nos acomodamos a tratar de dormir y esperar la mañana sobre el lugar donde habíamos tenido el fuego y la verdad que no sé si por la tensión o el cansancio pronto nos quedamos dormidos sobre esa cama tibia y que la sentía mejor que la de un hotel 5 estrellas.  Nuestro único abrigo era el poncho, casi seco del guía, pero al rato nos enfrentamos a la muy fría realidad. Un poncho viejo y en realidad casi mojado no abrigaba ni ===== a tres personas.
Después de la tempestad, viene la calma, dice el dicho. Eran pasadas las cuatro de la mañana cuando sentí un barullo y vi una linterna en la entrada de nuestro refugio, ¡era el Marcial!, los gringos habían llegado tarde con los burros y a pesar que subió rápido, la tempestad lo agarró a él también, un poco más abajo y en plena subida a darnos el encuentro. Llegó a duras penas a una cabaña de pastores y ahí esperó a que descampe un poco. Ya no nevaba y la tormenta se escuchaba ahora distante, entre todos prendimos nuevamente el fuego con la leña que traía el Marcial y preparamos la tan ansiada sopa serrana. Sacamos las casacas y la ropa de abrigo seca. Ni bien paró la lluvia, el cholo Marcial, preocupado por nuestra suerte y conocedor de estas rutas, se apresuró, aunque fuera de noche a buscarnos y darnos el alivio de una comida caliente y abrigo. Si era responsable el cholo ===. Yo estaba en posición fetal, con piernas y brazos totalmente agarrotados, no sentía mis manos ni mis pies y no las podía abrir. La cara la tenía totalmente reseca por el frio intenso de la madrugada y los labios y la nariz, los tenía totalmente cuarteados y adoloridos. Mis pestañas parecían tachuelas clavadas en mis párpados y me costaba abrir y cerrar los ojos. Cuando me pude parar, a la luz de la linterna mi cuerpo se veía totalmente escarchado y brillante, eran cristales de hielo de mis pantalones y camisa que se congelaron durante la noche y luego de acostarnos. La visión de esto era magnífica, pero poco a poco tanto mi cuerpo, como la ropa perdió la rigidez y me fui sacudiendo la escarcha que cubría todo. Todos los síntomas se fueron pasando rápidamente con la llegada del calor del fuego y la ropa seca y adecuada para estos lugares.
Estaba amaneciendo cuando terminábamos la sopa y el calor regresó al cuerpo. Aeropajito con los primeros rayos del sol, había partido a buscar su fierro, escondido la noche anterior. Contrario a lo que pensé, lo encontró rápidamente y llegó a buscarnos listo a partir para  empezar a cazar. Yo sólo pensaba en la impresionante cornamenta del macho aquel que vimos en la noche durante la tormenta. Tenía que estar cerca.
Al salir de la cueva me impresionó el azul del cielo, el sol venia saliendo por la cordillera nevada y la vista de estos lugares casi totalmente pintados de un blanco "nieve" y en contraste el cielo con un azul "celestial" era conmovedor. Era difícil imaginar la noche anterior con lo que estábamos viendo. Todo lo que era verde cuando coronamos la cumbre el día anterior, ahora era blanco. Decidimos separarnos para subir las probabilidades de éxito, yo me quedé con Aeropajito y Moisés partió con los burros y Marcial. La estrategia era entrar desde arriba al oconal por dos lados. Las tarucas tenían que estar en los alrededores o en los faldeos cercanos. Empezamos el descenso por el lado derecho de una ladera suave y cubierta de nieve y el profe lo haría por la izquierda. A la distancia se veía la meseta de Marcahuasi y más abajo el pueblo y nuestra ruta de regreso. Unos cientos de metros más abajo se veían el ichu verde y algunas manchas de nieve, yo quería llegar a esa zona para disimular mejor nuestra presencia, pero el camino se nos hacía difícil por los resbalones y caídas. Pronto llegamos a unos riscos de donde se dominaba el oconal de abajo perfectamente, el espejo de agua estaba congelado y reflejaba el sol que teníamos convenientemente a la espalda. Nos acomodamos y me puse a buscar con los prismáticos, vi un grupo de unas 6 o 7 vicuñas comiendo tranquilas cuando escuché el primer tiro. Era Moisés que cortando el rastro fresco de la tropa en la nieve, les hizo una entrada directa y lo sintieron antes de que las vieran y la tropa empezó a correr hacia mi lado y Moisés erróneamente aventuró un tiro a "la mancha", luego dos, tres y vació el cargador de su Máuser sin resultados. Era a pesar de ser maestro de profesión, muy duro para aprender a cazar. Esto era un ejemplo.
Pero el lance aun no concluía, las vicuñas que tenía a mi lado, se movieron un poco y luego siguieron comiendo tranquilamente y cuando la tropa de unas 10 o 12 llegó a mi lado, como que se pararon inquietas y movedizas, pero viendo a las vicuñas tranquilas y que nadie las perseguía, se tranquilizaron y empezaron, primero las mas chicas y las hembras a comer, y luego el par de machos también. El grandazo era el mismo de la noche anterior, lo tenía a unos 250 metros y ni cagando le soltaría el tiro a esa distancia, tenía que retroceder un poco y hacer un pequeño rodeo del lugar donde me encontraba, para bajar por los peñascos por detrás y caerle a unos 100 metros a lo sumo y siempre desde arriba y con el sol a mi espalda. Moisés empezaba a acercarse lentamente y no sabía si las tarucas me esperarían, le pedí a mi cholo que se quedara en el lugar y siempre a cubierto de las tarucas, le hiciera señas a Moisés para que no jodiera. Me descolgué lo más rápido y silenciosamente que pude y salí en cuestión de minutos al lugar deseado, tragué saliva, quité el seguro y me asomé lentamente por el  borde, sin quererlo Moisés me ayudó nuevamente, pues el macho grande no le quitaba los ojos de encima y me permitió ponerle la cruz de mi Tasco en el corazón, lo tenía de costadito y le puse el tiro en el sitio preciso. Levantó las patas, dio un pequeño salto, encorvó la columna y cayó pataleando. El resto de la tropa salió a galope tendido hacia los cerros de mi derecha y Moisés nunca más las vio. La corelock de 150 grains había hecho nuevamente su trabajo perfecto. A los pocos minutos llegaron Moisés y los burros, nos tomamos unas fotos y emprendimos el largo regreso, feliz, cansado, herido, sin dormir, pero radiante. La cornamenta era impresionantemente gruesa y perlada y dio 42 cm a un lado y 41 el otro, muy simétrica. Hoy ocupa un lugar privilegiado en mi sala.
San Isidro 8.12.09

Espero les haya gustado.

Saludos y buena caza!!
¡Saludos y buena caza!

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eorwitt

Que buena cacería! Me imagino el frio de ===== de la primera noche y la alegría al día siguiente con el Tarucón!
Muy buen relato.

Saludos

guazupucu

Lucho.....primero gracias por habernos regalado este relato que no podía dejar de leer y para ser sincero no quería que terminara

Segundo es el primer relato de una cacería de tarucas que leo de primera mano......se conoce que has cazado y mucho Lucho.....que has andado mucho camino con rifle en las manos y veo que conoces bien el frío y tambien has de conocer el calor......para mi es un placer poder participar he intercambiar semejantes experiencias........muchas gracias...!!!!
La arena es un puñadito......pero hay montañas de arena.....

CHISPITA

Buenas noches, realmente he quedado deleitado al leer el relato, por lo visto es un cazador todo terreno y lo máximo la historia que compartió, efectivamente la cacería en la puna resulta ser muy peligrosa en temporada de lluvia y "aeropajarito" tuvo razón al decir que escondan los fierros en algún hueco profundo que se pueda encontrar en los roqueríos, constantemente la gente (pastores) mueren fulminados por rayos en época de lluvia esto debido a que suelen cargar estacas metálicas para atar a su ganado en zonas de pasto y las lluvias suelen cogerlos en lugares descampados y ahí ya no la cuentan.

Como dice el dicho nunca crean en lágrimas de mujer, cojera de perro y cielo serrano, porque el clima en la sierra es muy mañoso, pueda que el cielo esté con un sol radiante que rostiza a cualquiera y a los pocos minutos sin que uno se de cuenta las nubes ya lo cubrieron y ahí la canción a correr y buscar un refugio.

Como leí en el relato en la parte 1 espero que pueda lograr que la cacería de tarucas sea legal, realmente he visto muchas incluso por la zona de donde soy se las encuentra en los bosques de eucalipto creo que se llegaron  acostumbrar a ese habitad, ya que únicamente frecuentaban zonas de mucha altura entre pajonales altos y roquerios. El trofeo que se debió llevar ese día de truenos, lluvia, granizo, frio y con las dimensiones de los cuernos que nos comenta de seguro que era un gigante  porque este ciervo llega a tener un gran tamaño y por lo visto se bajó al padrillo el que suele ser el más grandazo de la manada, le comento y usted debe tener conocimiento que este animal es espectacular en lo personal vi ciervos de 5 y 6 puntas realmente todos unos reyes con la corona que les crece en la cabeza pero escuché reportes de algunos lugareños que han visto de 8 puntas  estos ciervos deben ser unas monstruosidades, yo entré al mundo de la cacería a los 6 o 7 años cuando de niño acompañaba a mi padre a cazar vizcachas ya que él es vizcachero nato con su Saurio .22 y realmente cada vez que lo veía cazar me embargaba la emoción, hasta que ya hace unos 12 años atrás por nuestra zona de cacería vimos un par de tarucas, que salieron brincando de unos peñones mi padre y yo quedamos cojudos porque nunca las habiamos visto, era una pareja (macho y hembra) el macho con su cornamenta toda una estrella como olvidar ese momento, incluso llegamos a buscarlas en la zona que era de muchos roquerios (desconociendo en ese momento la ilegalidad de su caza) las ubicamos en lo mas alto del cerro imposible acercase y la lluvia empezaba a caer, contentos con nuestras vizcachas no fuimos pero felices de ver a estos ciervos, a partir de la fecha por lo visto empezó la repoblación de tarucas, yo le pregunté a mi padre si en todos sus años de cazador alguna vez vio estos ciervos por las zonas aledañas de donde somos y donde él acostumbraba ir a cazar y me dijo que no habían, fue cuando luego de meses, años y hasta la actualidad empezaron a aparecer en manadas de 8, 10 y hasta 30 individuos.

Espero que con el cuidado y respeto de estos animales siga la repoblación para que en un futuro no muy lejano sea legal la cacería de este ciervo y todos podamos disfrutar de su caza y majestuosidad ya que es el príncipe de las alturas.  

eorwitt

De verdad se llamaba Aeropajito??

Jaja lo que debería estar prohibido es poner esos nombres y no la caza de tarucas jajaja

luchocas

Aeropajito Retuerto, vive y es natural de Rapaz, sierra de Lima, en las alturas de Churin, zona también muy taruquera. Nuestras tarucas y venados sufrieron mucho con la aftosa, casi desaparecieron ahí entre los años 60 y 70. Menos mal las poblaciones de ambos se han multiplicado y a la fecha son poblaciones sanas y sustentables por si solas. Es por eso que estamos realizando los estudios adecuados para poder cazar tarucas deportiva y legalmente. De ahí que muchos no las conocieron porque desaparecieron de sus paraderos habituales, pero ahora la cosa cambio y para bien. Por lo pronto siguen prohibidas, pero ya no se justifica, el asunto es que hay que demostrarlo, cosa que no hicieron para prohibir en muchos caso...

Saludos y buena caza!!
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Rapala

#6
Me he deleitado leyendo el final del relato, Lucho, muchas gracias de darte el trabajo de redactarlo y compartirlo.

luchocas

Es un gusto compartir con todos, pero no se la crean, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...
Voy a terminar de contar algunas perdidas, que es uno de los mayores peligros cuando andamos por los cerros y lugares poco conocidos, o los montes de nuestro norte o la selva. Salir con una linterna, brújula o gps, un encendedor y un cuchillo es lo mínimo que llevo, dependiendo del lugar agua, fruta o algún comestible energético, a veces radios te ayudan a salir, en fin, cada vez menos me suceden estas cosas, pero tengo otra perdida en el frio, casi pegado al polo, días sin noches ni estrellas, todo, incluso el cielo blanco, sin plantas, animales o pájaros y en realidad no perdido, pero sin poder salir, esa si que fue brava!!


Saludos y buena caza!!
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Antiheroe1

Muy buen relato,,, me quede pegado a la historia, a ver cuentanos la otra !

saludos
"Taurus & Glock Team"