¿Es posible buscar precisión en condiciones de estrés?
A todo profesional armado le disgusta hallarse en el campo de tiro, ya sea solo o con más compañeros, evidentemente en este último caso la situación es más indeseable, y descubrir que el blanco asignado tiene muy pocos “agujeros”. Para evitar una situación tal casi siempre se intenta minimizar los escenarios que pongan de manifiesto las propias limitaciones, al menos en público, buscando asegurar ese disparo, el primero si es posible, que certifique la tan deseada e hipotética neutralización instantánea del supuesto agresor.
“Si, si, vale. No he agrupado y he fallado los dos últimos disparos, pero con el primero lo he parado en seco”, algo así suele oírse a modo de mantra. Pero, aparte de cómo excusa, ¿sirve de algo más? Y sobre todas las cosas ¿es realista?
Para algunos profesionales armados todas las tácticas y movimientos que se realicen durante la neutralización de un ataque son una pérdida de tiempo, lo que realmente importa, según ellos, es acertar con precisión, y sobre todo el primer disparo. Esta línea de pensamientos busca disparar con la máxima precisión y una gran presión… de tiempo. Buscan mantener y alinear los elementos de puntería durante toda la acción. Según esta filosofía, el disparar mientras se sale de la línea de ataque del adversario, solo sirve para tres cosas, para fallar los disparos de manera estrepitosa, para correr el riesgo de tropezar y caer, y para tener una excusa para convocar cursos.
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